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Día 10: Parque Nacional de Cahuita

  • Foto del escritor: amigasenruta
    amigasenruta
  • 9 feb 2023
  • 3 Min. de lectura

Después de coger fuerzas con un buen desayuno, pusimos rumbo al Parque Nacional de Cahuita. Nuestra intención era llegar lo más temprano posible, ya que lo queríamos recorrer de principio a fin.



Parque Nacional Cahuita


Horario: 8-16h

Entrada sector Puerto Vargas: 6$

Entrada sector Playa Blanca: voluntad

Parking oficial en sector Puerto Vargas: 5$


Decidimos empezar nuestra ruta por la parte de Puerto Vargas. El Parque Nacional de Cahuita tiene dos entradas: Puerto Vargas y Playa Blanca. Por la entrada de Puerto Vargas encontrarás un parking oficial donde puedes estacionar tu coche. Por la entrada de Playa Blanca, también encontrarás algún parking, pero no son oficiales. Como nosotros llevábamos las maletas con nosotros, decidimos empezar la ruta por Puerto Vargas y así podes estacionar el coche en un lugar más seguro.


Teníamos muchas ganas de descubrir cada rincón de este Parque Nacional. Habíamos escuchado hablar maravillas de él y no podíamos perder tiempo. Después de aparcar el coche, ¡empezamos a caminar! Empezamos recorriendo el sendero de los Cautivos, un camino de unos 2 kilómetros que se hace a través de una plataforma elevada de madera ¡con mucho encanto! La plataforma está sumergida en un bosque, tipo manglar donde pudimos ver ¡muchos animales! Los caminos están muy bien señalizados.



Una vez llegamos al sector Puerto Vargas, continuamos nuestro recorrido por un sendero que te lleva hasta Playa Blanca, la otra entrada del parque. Este sendero es de unos 7 kilómetros y transcurre paralelo a la costa. Cuando llegamos a la zona de Punta Cahuita, decidimos parar un rato y disfrutar de sus aguas cristalinas. A lo largo del camino, veréis diferentes entradas a la playa, ¡podéis elegir! Nosotros estuvimos completamente solos. Más adelante, hay una playa más grande y con más arena, donde mucha gente aprovecha para descansar.



En este Parque, está permitido el baño en algunas zonas. Además, puedes contratar una excursión para hacer snorkel en una de sus zonas más famosas. Nosotros no teníamos ni idea y nos quedamos con las ganas. ¡Eso sí! No está permitido que entres al agua con tu propio equipo de snorkel. Antes de entrar al parque, os revisarán la mochila.


Después de recuperar fuerzas y bañarnos en sus cálidas aguas, ¡continuamos con la ruta! En el tramo de Punta Cahuita hasta Playa Blanca nos encontramos ¡muchísimos animales! Un mapache que se nos cruzó en medio del camino, unos monos cara blanca que nos cortaron el paso y varios osos perezosos.



El Parque Nacional Cahuita, ¡superó nuestras expectativas! Aquí os dejo una foto del mapa para que os hagáis una idea de sus senderos y zonas:



Salimos del parque por Playa Blanca y nos quedamos a comer en el primer restaurante que hay solo salir: Restaurante National Park. Los precios, son ideales y la comida esta ¡muy rica! Dos batidos de frutas y dos platos para comer nos costaron 19€. Además, las vistas a Playa Blanca ¡son ideales!


Con la barriga llena, nos tocaba la vuelta hasta el coche. Eran las 15h, por lo que no teníamos tiempo de volver a recorrer el Parque por dentro dado que cierra a las 16h. Decidimos hacer el camino por carretera, al ser un trayecto recto, tardas mucho menos en recorrerlo. En unos 45 minutos, estábamos en la entrada de Puerto Vargas. Aun así, puedes coger un taxi o un bus, el trayecto está lleno de paradas.


Después de la caminata que habíamos hecho, ¡necesitábamos descansar! Pusimos rumbo al que sería nuestro hotel para aquella noche: Hotel La Diosa. Es un hotel que se encuentra muy cerca del Parque Nacional de Cahuita. Son diferentes cabañas en las que puedes aparcar el coche en la puerta. La habitación para dos personas una noche nos costó 88€.


Pasamos la tarde disfrutando de su piscina, ¡nos encantó! Se encuentra rodeada de mucha vegetación y de los árboles que más les gustan a los perezosos. Estando en el agua, llegamos a ver hasta tres e incluso vimos uno con su cría. ¡Fue un momento genial!



Para cenar decidimos volver a la zona de Puerto Viejo de Talamanca. Estábamos a solo 20 minutos y queríamos volver a sentir la energía de ese lugar. Si vais algún día, nos entenderéis. En Puerto Viejo hay restaurantes de todo tipo y para todos los bolsillos, pero a nosotros nos apetecía comer comida local y decidimos entrar a Soda Mirna. Las chicas que nos atendieron fueron muy majas, la comida estaba riquísima y a muy buen precio. Dos imperiales y dos casados nos costaron 18€. ¡Fue todo un acierto!

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